INFORME DE PERSONALIDAD
Escribe RUDECINDO LÚCARES
Como buen filibustero de las finanzas, especulador, ferviente devoto del dinero, tiende a practicar el disimulo y el fingimiento, manejando a duras penas su tendencia a la intemperancia discursiva.
Cuando un individuo vive para su propio egoísmo, necesitando saciar su sed de autoridad para acentuar su prestancia, evidencia una actitud reptante, a ratos ciega, y suele estar convencido de ser un amasijo de todas las virtudes. Sin embargo, en rigor, su corazón posee un frío perpetuo, impermeable a la piedad, cuyo propósito vital es trabajar solo para su riqueza y su autoimagen. Es un ser que requiere rodearse de falsos devotos, bandas de falsarios interesados en el poder, sean adláteres o serviles, de aquellos que se abren paso prontamente hacia la cumbre de las jerarquías.
Un sujeto tal, pagado de sí mismo, en el apogeo del poder puede ocasionar el mayor de los desastres y, en consecuencias, es de temer. Un sujeto tal, está dotado de una inmejorable ignorancia porque su discurso se atraganta de sí mismo, se tropieza con su ego insaciable. Requiere de alguien que lo contenga, esposa, asesor comunicacional, etc, alguien que detenga oportunamente sus impulsos innecesarios, porque está siempre dispuesto a proferir una y otra imprudencia premeditada o no. Para él, el fin justifica el medio, de este modo sus emociones y sus sentimientos se insubordinan a la realidad y, en cambio, lo acompañan en sus propósitos. Con ello se mantiene “estable”. Posee una resistencia feroz a las disonancias cognitivas, aunque las evidencias en su contra (bajo sus propias narices) sean considerables o terribles.
Su anticipación de futuro es ser un ícono del éxito, que el mundo lo recuerde como un triunfador a toda costa, solo odiado por los envidiosos y débiles de carácter. El concepto de fracaso lo tiene reprimido de la esfera consciente, aunque esta diligencia le demande permanente tensión y conflicto. Tanto es así, que hoy pretende cobrar la cuenta de la historia, antes de su vencimiento.
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Solo al leer ya se me viene a la memoria un personaje publico a la cabeza del país. si que lo describe .-
Gracias Rudecindo Lúcares, por la claridad de tu informe, es orientador para un intento de diagnóstico psicológico
El análisis de síntomas descritos, denota una personalidad altamente acomplejada por un afán de superioridad, lo cual demuestra, que se trata de un sujeto con rasgos paranoicos, que siente y cree, inconscientemente, que él, es, algo así como un faraón egipcio, con altos poderes, otorgados por sus dioses, igual a ellos, y con esa potestad divina. En este sentido, este ser humano, particular, “actúa” sus síntomas, y es incapaz de comprender lo que le sucede. Podríamos aventurarnos a un pre-diagnóstico que indica rasgos psicoparanoides, provenientes, posiblemente, de una estructura rígida, en la cual, el lugar de este sujeto, se tambalea entre el ser, el tener, y el poder. Para él, está claro por sus síntomas, lo que lo sujeta, es el poder, que le concede el dinero, su dios personal. Ser, para este tipo de paranoicos, es tener dinero y poder, para dominar, a quien se le ponga por delante…
Lo cierto Rudecindo, que para mi, este sujeto, es como un ratón de laboratorio, con el cual, esta vieja psicoanalista, estudia una especie, que, afortunadamente, es minoritaria en el mundo mundial. Sin embargo, estas ratas, precisamente por ser pocas, y algunas, muy enfermas, como el ratón de marras, son muy peligrosas para el resto de las gentes mortales…un problema, muy a tener en cuenta, y que que se agrega a la patología, son las débiles personalidades de los y las “cuidadoras”, de este tipo de seres. Son gentes que se dejan “cautivar” por su incontinencia, en el actuar y el hablar, pero, no por “santa inocencia”, sino, por intereses propios…”ojo al charqui”…La consciencia del susodicho paranoico, no existe, o, procede de una inteligencia artificial, de plástico reforzado con hilos de cobre y litio….
Pronóstico reservado