UN ÁNGEL PERSONAL
NARRACIÓN por Álvaro Ñamcu.
No todos saben que tengo un “ángel de la guarda”. Cuando era un niño mi madre me habló de ella, quizás con tanto cariño que no hubo más remedio que dejarla a mi lado para siempre.
Pero no es convencional. Es un ángel que bajó de las montañas de la cordillera y que ama las alturas y ama los precipicios, tanto como la laxitud embriagadora que provoca el dormir en las altas rocas tocado por el viento del levante.
Me salvó la vida un par de veces.
Me salvó cuando a un compañero se le disparó un arma cuya bala pasó a centímetros de mi cuerpo el año 1972 en Valparaíso; y luego cuando inspiró a mi hermano L.L.S. para que hiciera todo lo necesario para protegerme de una detención inminente que felizmente no se consumó. Lo anterior, no obstante las torturas a las que L.L.S. fue sometido en plena dictadura. Con posterioridad, ella (mi ángel) me acompañó oportunísima en otros episodios de la vida que no pretendo recordar ahora.
Nunca he visto a mi ángel de la montaña en terreno, solo puedo sentir su presencia en vigilia. Pero sí la he visto en sueños cuando me lleva de la mano y salta por las altas quebradas de la cordillera, porque este ángel no vuela, pero sus alas desplegadas le permiten dar saltos de cincuenta metros de roca en roca cuestas abajo, en un viaje temerario, vertiginoso e indescriptible. Por supuesto que yo confío a ciegas en sus habilidades de salto, pero caer por los abismos de su mano es una sensación desquiciada. En realidad son sueños exquisitos e inolvidables.
No me habla, no discurre, no me avisa su presencia. Solo sé que está ahí cuando ha metido mano en los devenires, torciendo quizás lo que estaba por ocurrir. De este modo no me deja quererla como debería. Sus intervenciones me enseñaron a decidir sin miedo y porfiar sin fatiga. Le debo mucho en la vida.
¡Quiero volver a saltar con ella en un próximo sueño!
Gracias Alvaro. Tu madre es una mujer sabia. Tu angel, segun me llega por tu relato, es una “ángela de la guarda”, y eso, me encanta.
Estoy convencida de que tu cuento será un bálsamo para mucha gente. Lo pasaré a mis contactos
Alvaro, un placer haber leído tu experiencia. Deseo con el corazón que en tu próximo sueño puedas saltar con tu ángel y nos puedas contar esa historia. La esperamos.
Se me pararon los pelos leyendo el cuento